Descansamos, y un sueño tiene el poder de envenenar nuestro sueño.
Despertamos, y un vago pensamiento quizá nos estropeará toda la jornada.
Sentimos, concebimos o razonamos; reímos o lloramos; abrazamos contentos un dolor o alejamos de nosotros la zozobra.
Es lo mismo, porque sea pena o alegría, el sendero de su olvido permanece siempre abierto.
El ayer del hombre nunca podrá ser igual a su mñana.
Nada es perdurable sino la mutabilidad!
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Shelley |
Del libro de Frankestein de Shelley.
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